Los errores de estrategia o la filtración de información pueden ocurrir en empresas de cualquier tamaño. La buena noticia es que evitarlos no es complicado
por Alejandro Raposo*
Para crecer en un escenario económico más débil, es necesario tomar la delantera. Con esa certeza en mente, empresas de todos los tamaños y sectores aceleran la carrera por la innovación. Sin embargo, como en todos los procesos de negocios, el movimiento viene lleno de riesgos - unos de naturaleza estratégica, otros por descuido con la seguridad de la información. De todos modos, buena parte de ellos son evitables.
En primer lugar, para generar transformaciones efectivas y sostenibles, la creatividad no puede ser usada como un tiro de cañón, en donde todos los recursos e ideas son apostados solamente a un blanco. Si el disparo es certero, la ganancia es enorme – pero, si miramos un poco más para el lado, la pérdida es igualmente grande. Y puede ser definitiva.
Los procesos de innovación deben ser sembrados a lo largo del tiempo, testeando distintos modelos, públicos y niveles de compromiso. Con el tiempo, las mejores ideas se van apareciendo y, las menos rentables, son dejadas de lado. Además de eso, no es nada prudente apostar por una idea nueva descuidando las actividades antiguas que aún generan recursos para la empresa.
El libro Great By Choice, firmado por el gurú de gestión Jim Collins, trae un estudio de caso comparando empresas con 10 veces más éxito que sus competidoras para entender lo que, de hecho, las diferencia. Dos mitos que la obra jubiló ya en sus primeras páginas: el que los líderes exitosos son audaces y buscan el riesgo y que tener suerte hace la diferencia.
En realidad, el autor explica que los gestores observan lo que funciona y entienden el porqué del resultado positivo con base en análisis fundamentados. No tienen nada de más audaces, visionarios o creativos; son, en realidad, más disciplinados, empíricos y paranoicos. Sobre el ingrediente más impredecible, quedó una enseñanza: todas las compañías analizadas tuvieron momentos de suerte. La diferencia estaba en lo que se hizo con ella.
Por ejemplo: noticias recientes difundieron que la computadora de una petrolera brasileña, que traía investigaciones sobre un proyecto de innovación, fue hurtado. No había backup o copia parcial del material, ni alguna criptografía para proteger los datos - soluciones que, de haber sido implantadas, llevarían a cero el riesgo de que el dato se hubiera perdido o quedara expuesto a potenciales competidoras. El crimen siquiera fue motivado por espionaje industrial: un empleado, necesitando dinero, vendió la máquina casi por nada. Por cerca de mil reales, otros miles de reales en P&D se fueron directamente por el desagüe y los datos quedaron completamente vulnerables, accesibles a cualquier competidor.
El robo, o incluso la ruptura de equipos, pueden sucederle a cualquier empresa, de cualquier tamaño.
El cuidado con la seguridad de la información y prácticas mínimas de gerenciamiento son asunto antiguo, pero suelen ser ignorados. No es un tema de “falta de suerte” o “riesgo del negocio”, sino de ser analítico y juicioso, según indica Jim Collins. Sea en momentos de crisis o de crecimiento.
* Alejandro Raposo es vicepresidente de Ventas de Symantec para América Latina